«El vientre expresa todo aquello que no podemos decir». Silvia Díez

Dr. Ghislain Devroede

31 DE JULIO DE 2018 ·

El doctor Ghislain Devroede explora la relación entre las enfermedades digestivas rebeldes y los traumas emocionales. Liberarlos puede curar.

Ghislain devroede

No es un médico convencional. Pero precisamente por su particular forma de tratar a los pacientes, que llegan a su consulta desesperados tras un largo peregrinaje médico, Ghislain Devroede logra curaciones donde otros han fracasado.https://530e8fd30b67a302faffc770f776088d.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

Es un experimentado cirujano, reconocido internacionalmente, uno de los pocos que realiza complicadas operaciones en las que instaura un neuro-estimulador en la zona del sacro que, al mandar electricidad a los nervios, permite al enfermo controlar incontinencias urinarias y fecales.

Sin embargo, su pericia como cirujano no ha impedido que se especializara en resolver problemas digestivos de origen psicosomático. Se ha formado en psicoanálisis y psicosomática en París, ha trabajado en la Clínica Mayo de Estados Unidos y está convencido de que la historia personal determina el desarrollo de su enfermedad.

GHISLAIN DEVROEDE, CIRUJANO DIGESTIVO Y EXPERTO EN ENFERMEDADES PSICOSOMÁTICAS

—¿Cómo un cirujano llega a interesarse por el origen emocional de las enfermedades digestivas?
—Por mi propia historia personal. Tuve un cáncer de tiroides y me di cuenta de que la enfermedad me estaba diciendo: «O cambias o te mueres». Todo el mundo sabe que un doctor después de haber estado enfermo es capaz de curar mejor a sus pacientes. También estuve un año en París haciendo psicosomática junto a dos gastroenterólogos que eran, además, psicoanalistas. Aprendí muchísimo del psicoanalista Jean Claude Hachette.PUBLICIDADMantenemos viva la ilusión.DescúbrelaCampanas, chimeneas, renos volando… Y también llegan los elfos, para llevar el espíritu de la Navidad a todas las casas.Inspired by

—La medicina tradicional no siempre tiene en cuenta las emociones…
—No he encontrado a ningún enfermo que sea feliz. Creo que el modelo de medicina que se practica hoy ha quedado obsoleto y es simplista. Toda ciencia depende de algo que pueda medirse, lo que es imposible cuando estamos ante una persona. Por otra parte, ningún enfermo acepta ser transformado en un objeto medible porque deja de existir como sujeto.

Soy profesor de ética médica e, idealmente, médico y paciente deben tener una relación de igual a igual, aunque el médico tenga más conocimientos. Deberíamos encaminarnos hacia un modelo de medicina biopsicosocial; es decir, que tenga tan en cuenta la biología como la psicología y el entorno social.

Hay un estudio que muestra que, en un hombre que ha perdido a su mujer por un cáncer de mama, las células inmunitarias que previenen el cáncer se encuentran deprimidas durante los tres meses posteriores. Catorce meses después aún siguen deprimidas.

A mí me envían muchos pacientes cuando ya no saben qué hacer con ellos. Para mí la mayoría de enfermedades digestivas están relacionadas con emociones no expresadas. El vientre que sufre habla de aquello que la persona no puede nombrar.

Para la medicina científica la historia del paciente no es relevante y justo por eso fracasa en el tratamiento de las enfermedades crónicas y en los trastornos funcionales; es decir, en aquellas patologías en las cuales medir solo un «trozo» del enfermo no puede proporcionar la clave del problema.

—¿Cómo analiza la influencia de la historia del paciente en su enfermedad?
—Los enfermos utilizan determinadas palabras para describir su mal y envían un sinfín de mensajes para ser descodificados, algunos de ellos no verbales. La postura del sujeto nos da mucha información. Por ejemplo, quien ha sido educado con rudeza tendrá tendencia a tener el cuello hiperextendido porque continua plantando cara a sus antiguos adversarios. Los que están deprimidos se encogen y curvan la espalda…

Para la medicina científica la historia del paciente no es relevante y justo por eso fracasa en el tratamiento de las enfermedades crónicas y en los trastornos funcionales; es decir, en aquellas patologías en las cuales medir solo un «trozo» del enfermo no puede proporcionar la clave del problema.

De ahí la importancia de discernir entre el método científico y la ciencia, escuela de vida, que consiste en aprender a pensar lo que se ve y no en ver lo que se piensa, lo que a uno le lleva a cuestionarse a todos los niveles, incluso en aquellos más molestos.

—¿Como cuando afirma que los niños a veces enferman de sus padres?
—Por ejemplo. La médico y psicoanalista francesa Françoise Dolto dice que «el cuerpo del niño es la palabra de la historia de sus padres». Los asuntos inconclusos de los padres y los secretos de familia hacen sufrir a los niños. Sabemos que enfermedades y dolores digestivos están a menudo vinculados a traumas de familia, entre los que se encuentran las agresiones sexuales.

Cuando las cosas no han sido dichas, el cuerpo se empeña en expresarlas. Legamos a los niños nuestros duelos no resueltos y guardar un secreto por su bien es, en la mayoría de los casos, un gran error.

—¿Tenemos que expresar las emociones para evitar la enfermedad?
—Hay personas que viven muchos años sin hacerlo, aunque a veces ves a sus hijos y todos ellos están mal o tienen muchos accidentes. Una de las causas de incontinencia fecal es el colon irritable, que no está originado por problemas digestivos orgánicos, sino por trastornos funcionales.

En este trastorno es fácil que cuando sana la causa emocional se resuelva el problema de incontinencia, mientras que la medicación no suele ser eficaz. En momentos de estrés el colon se contrae y el estómago se relaja, pero en los pacientes con colon irritable esta contracción está mucho más acentuada al tiempo que presentan más dificultad para expresar lo que sienten.

—Se dice que el intestino es el segundo cerebro porque segrega muchos neurotransmisores.
—Sí, pero esta es una visión intelectual de la cuestión. Hay dos plexos nerviosos en el intestino: el plexo de Messner, situado bajo la mucosa; y el plexo de Auerbach, que está entre dos capas musculares. Sin embargo, nadie sabe exactamente cómo funcionan.

El intestino tiene su lenguaje particular y es diferente del lenguaje del cerebro. Intenta hacer hablar al intestino de los abusos sexuales… Nunca responderá. Solo fabricará dolor, diarrea, estreñimiento. La expresión de las emociones a través del vientre es más simplista y primaria. El vientre solo responde al inconsciente, y esto es algo que los doctores menosprecian mucho.

—¿Y cómo entra en su inconsciente?
—El intestino solo conoce los síntomas y es ajeno al lenguaje. A menudo lo que pido a los pacientes es que realicen un dibujo de sí mismos con la enfermedad y sin ella. Les digo: «Hazme un dibujo de ti estreñido y otro en el que ya no lo estás». O incluso: «Hazme un dibujo de ti con tu marido…». Y tanto la comparación de las pinturas como su misma realización facilitan la comprensión y expresión del inconsciente que potencialmente tiene un color emotivo.

Se trata también de no temer la intensidad emocional. Me fijo en su comunicación no verbal…Dice un proverbio sufí: «Si quieres saber algo de alguien, no escuches lo que dice, mira más bien lo que hace». Una de mis pacientes dice que funciono como el Talmud: «Porque el Talmud está lleno de pequeñas historias que te envían un mensaje más que de grandes teorías existenciales».

—¿La enfermedad de Crohn puede tener un origen emocional?
—Se dice que es una enfermedad que dura toda la vida, sin embargo yo he visto a muchos pacientes curarse completamente. Le voy a contar la historia de una paciente a quien operé dos veces de la enfermedad de Crohn. Bromeando me dijo: «Una vez por mi padre y otra por mi madre». Se curó, aunque después desarrolló un cáncer sobre la cicatriz que la llevó a romper con su amante alcohólico y a cambiar de profesión. Se hizo artista y ahora realiza exposiciones de pintura y está curada del todo.

En la enfermedad de Crohn creemos que el sistema inmunitario no funciona bien y también sabemos que las personas afectadas por esta patología tienen más problemas psicológicos, aunque algunos afirman que son resultado del impacto que produce en la vida del paciente la misma enfermedad.

—¿Hay diferencias entre los hombres y las mujeres en la somatización de las enfermedades digestivas?
—Un estudio australiano asegura que ante la misma sintomatología digestiva funcional las mujeres son más coherentes con su cuerpo. Si se quejan de estreñimiento, la radiografía muestra que su tránsito intestinal está enlentecido. En cambio, en el caso de los hombres, cuando se quejan de estreñimiento, a menudo su tránsito es normal. También se ha comprobado que las mujeres estreñidas suelen tener un nivel de control muy alto.

Ghislain Devroede es gastroenterólogo y especialista en enfermedades psicosomáticas. Lleva más de 30 años como profesor y jefe del Servicio de Cirugía de la Universidad de Sherbrooke en Québec (Canadá). Ha recogido sus experiencias en libros como Ce que les maux de ventre disent de notre passé (Lo que los dolores de vientre dicen de nuestro pasado) y Ces enfants malades de leurs parents (Esos niños enfermos de sus padres), escrito con la psicoterapeuta Anne Ancelin Schützenberger.

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