Una de las cosas más importantes de ser madre es no olvidarte nunca de ti.
De la mujer que fuiste.
De la que eres. Y de la que quieres ser.
Una de las cosas fundamentales a la hora de ser madre es saber pedir ayuda.
Cuando ya no puedes más.
Porque no poder más no te convierte en una mala madre. Te convierte en humana.
Porque si te lo tragas todo, si anulas tus deseos, si sacrificas absolutamente tus días y noches, si te quedas vacía, si te evaporas con las últimas gotas de agua en un cuenco al sol, entonces te habrás perdido.
Porque algo tiene que quedar de ti.
De la niña que bailaba delante del espejo.
De la que recogía un premio imaginario y alzaba el bote de champú.
De esa a la que le gustaba quedarse despierta leyendo hasta el amanecer.
Una de las cosas más importantes de ser madre es hacerle entender a tus hijos e hijas que no eres su esclava.
Que tu única función en el mundo no es estar con ellos y ellas.
Que tienes miedo y te duelen cosas.
Que sigues soñando.
Que eres imperfecta, como todos y todas, pero lo intentas.
Que necesitas tu tiempo para ti, tu espacio para ti.
Que tus amores son tuyos.
Y aunque seas madre. También eres libre.
También has de ser muchas más cosas.
Porque no puedes pasarte la vida cuidando. Cuidando de tus hermanos y hermanas cuando eran pequeños. De tus hijos e hijas. De tu novio. De tu padre y de tu madre cuando son mayores.
No puedes estar siempre preocupada por los demás.
¿De ti quién se preocupa?
¿A ti quién te cuida, niña?
Una de las cosas más importantes de ser madre es lograr conservar el amor por ti misma.
Es crecer con la maternidad.
Es reclamar tu lugar aquí.
Un lugar al que no vas a volver.
Y que te pertenece.
Como pertenecen las olas al mar.
Textos inspiradores de Roy Galán.